IAL

Los carotenos y nuestra vida diaria

Entrevista con la Dra. Silvia Braslavsky en ocasión del dictado del Seminario en el IAL, el martes 28 de abril de 2015.


Foto. Alberto Perezlindo, CONICET Santa Fe.

 

Entrevista con la Dra. Silvia Braslavsky* en ocasión del dictado del Seminario en el IAL/UNL/CONICET Santa Fe el martes 28 de abril de 2015.

¿Qué son los carotenos y por qué es importante estudiarlos?

Los carotenos son sustancias omnipresentes en el mundo biológico; son muy importantes para nosotros. La vitamina A, por ejemplo, es un derivado carotenoide. Sin vitamina A no podríamos ver, o sea, los carotenos también son importantes para la vida humana, por eso comemos zanahorias, que tienen mucho caroteno, y tomates. Los carotenos cumplen un papel muy importante en el mundo animal en general.

¿Y en el caso de las plantas?

Las protegen del exceso de luz, por eso esta charla se refirió un poco a eso. También por la forma en que, como decimos nosotros, “absorben” la luz solar. Cuando vemos la luz solar tiene un espectro con distintas longitudes de onda que tienen distintas energías, y las plantas necesitan lo que llamamos las “antenas”, que son como las antenas de radio, pero en otras longitudes de onda y los carotenos absorben parte de esa luz -son antenas- y se la entregan a los centros donde se produce la transferencia de electrones, donde se va a producir, o sea también de algún modo va a llegar, a que se produzca el oxígeno. Entonces, cumplen un rol de antena; pero como digo, son grandes fotoprotectores. Si, por ejemplo, las plantas no tuviesen carotenos se blanquearían por el exceso de luz. La clorofila se pondría blanca, no existiría más, y las membranas se romperían. O sea que los carotenos son protectores para el exceso de luz, por un mecanismo que hoy expliqué a nivel molecular pero que no es necesario ir al detalle.
Y esto debe estudiarse no solo por “saber”, que es siempre uno de los grandes motores de la investigación científica, sino también para poder hacer “maquinitas” en el laboratorio a las que les decimos “biomiméticas”, que se asimilen a lo que vemos en la naturaleza para poder aprovechar la energía solar. Por ejemplo, produciendo energía.

Usted investiga fuera del país. ¿Cuál es su mirada sobre la ciencia en la Argentina?

Soy una investigadora argentina que vive en Alemania desde hace casi cuarenta años. Tuve que irme del país cuando a la ciencia se la despreciaba y no se le daba ninguna importancia. Hoy, aplaudo calurosamente el esfuerzo que está haciendo el Gobierno argentino por la ciencia, que es único y constante, tanto en la inclusión de jóvenes científicos, la recuperación de científicos en el exterior, los edificios nuevos, el equipamiento, el darle importancia a las zonas no desarrolladas en la Argentina. He estado en la inauguración de los nuevos edificios del CONICET en Santiago del Estero, una provincia olvidada; también se están haciendo Centros de CONICET en Formosa, en Entre Ríos, en el Sur, y esto es único y le va a modificar la cara al país porque el país no puede vivir del precio de la soja, que hoy cuesta 500 dólares la tonelada y mañana 200. Hay que agregarle valor para que aumente el precio de lo que se exporta y para la calidad de la vida de los argentinos, y eso solo se consigue hoy en día con tecnología, y eso se está haciendo…
(*) Investigadora correspondiente de CONICET en Ciencias Químicas, es Prof. Dr. Dr. h.c. Max-Planck-Institute for Chemical Energy Conversion. Mülheim an der Ruhr, Alemania.

Entrevistó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS).